Por Felipe Castro:
Paradójicamente los medios de producción de nuestro país, parecen estar estancado en el Siglo XVIII. A partir del 1996, las propiedades privadas del Estado, como ente moral representada en la Corporación Dominicana de Empresas Estatales (CORDE), fueron privatizadas bajo el sofisma de que, los políticos carecen de eficacia en la administración de la cosa publica.
Igualmente se privatizo la mayor parte del sector eléctrico, bajo la perfidia y ardí de la Capitalización, argumentando que de esa manera el Estado Dominicano se liberaría de pagar cien millones de dólares de subsidio a ese sector, y que además se acabarían los constantes apagones. Ni una, ni otra de esas nobles mentiras sucedió, ya que, a partir de ahí, hubo 20 años mas de apagones y en la actualidad el subsidio eléctrico alcanza mas de mil doscientos millones de dólares.
El evento de privatizar y/o capitalizar las empresas del Estado fue el gran negocio del Siglo, para las cinco familias empresariales de pensamiento feudal, que mantienen al trabajador explotado y semis esclavizado, es decir, que tienen al trabajador en la parálisis eterna de asenso social.
Políticos irresponsables y avaros empresarios consuetudinariamente se han aliado, afín de crear leyes, favorables a la acumulación originaria de capital, que bajo el amparo de reglamentos ineficaces le permitan despojar al Estado de sus bienes. Ya que cuando se trata de sus beneficios las leyes son aprobadas a la velocidad de la luz, pero si son en provecho del pueblo su velocidad es a año luz.
Karl Marx plantea que: la acumulación primitiva significa la expropiación de los productores directos, y más específicamente, “el aniquilamiento de la propiedad privada que se funda en el trabajo propio, esto es, la expropiación del trabajador”, permitiendo un elemento clave del capitalismo: “la explotación del trabajo, teoría aplicable a los medios de producción de nuestro país. Que, aunque es aplicable al Ser, vale la pena la similitud en el accionar de nuestro Estado.
En esa virtud, el Estado dominicano ha sido organizado en torno al imperativo coercitivo de obligar al ciudadano a cumplir con sus deberes al margen de sus menguados derechos, obviando la homogeneidad de que derechos y deberes son caminos de doble vía, pero en los hechos, el derecho es unidireccional.
A estos mismos fines; para reflexión Emmanuel Kant, en su obra Critica de la Razón Practica expresa: La razón tiene, un uso teórico, que se ocupa de conocer cómo son las cosas, y un uso práctico, que se ocupa de cómo debemos obrar. La razón teórica formula juicios y razonamientos; la razón práctica formula imperativos o mandatos.
El imperativo de la ley es su mandato, que es y ha sido históricamente violado a posteriori y a priori, por políticos indolentes y avaros empresarios que su única razón de ser en la vida es la acumulación de bienes a costa del sacrificio y miseria de sus conciudadanos.
Felipecastro23@hotmail.com