Por Domingo Placido
En estos últimos días, la República Dominicana ha sido arropada por varios escándalos de corrupción atribuidos a funcionarios del gobierno del presidente Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno, cosa que no debe sorprender a los Dominicanos, pues he de saber que en cada gobierno que surge siempre habrá alguien que no cumpla con los requisitos de fidelidad en una buena administración y otros que simplemente defraudan la confianza dada por el presidente de turno, estos actos de corrupción cometidos, supuestamente por funcionarios del gobierno, dejan mal parada la lucha que lleva el presidente y su discurso en contra del flagelo de la corrupción, ya que van más de 19 funcionarios de este gobierno, que han tenido que renunciar o ser destituidos por malas prácticas administrativas en solo dos años de gobierno.
Dentro de todas estas situaciones, les hablaré de uno de los casos más extraños que podemos ver en este momento, es el caso del Dr. Roberto Furcal, exministro de Educación y hombre de la más absoluta confianza del presidente Luis Abinader, tanto así, que fue la persona que dirigió su campaña política , para que el hoy presidente Luis Abinader esté en el palacio nacional, los escándalos de corrupción presentados en los medios de comunicación contra la administración del Dr. Roberto Fulcar, son verdaderamente alarmantes, una de estas acusaciones es la presentada por un reportaje periodístico, en el cual habla del contubernio del exministro de educación, con personas que nada tienen que ver con ese ministerio, este reportaje habla de cómo un chofer de carro público, sale como propietario de la fabricación de los libros de textos presentados por este, al ministerio de educación, sin que él haya participado en su elaboración, también esa investigación habla de la participación de un herrero como productor de los libros presentados en el ministerio de educación, por un valor de 1,800 millones de pesos y, cuando se les preguntó por su participación, estos dejeron que no sabian nada de que es eso.
Además, los escándalos presentados por la asociación de profesores y las múltiples quejas de los suplidores de los alimentos de los estudiantes, en los planteles escolares, hace que uno se asombre.
A todo esto se les suman los escándalos de administración financiera en este ministerio, donde el Dr. Roberto Furcal, se le acusa de nombrar a más de 120 personas como monitores en educación sin el más mínimo conocimiento de que es eso y, a espalda de todos ellos.
Estas acusaciones hechas por un programa de investigación deberá arrojar luz en el camino, no debe la cancelación de este funcionario constituirse en borrón y cuenta nueva, se habla del desfalco del Erario Público y, tanto la cámara de cuentas como la Procuraduría General de la Republica están en el deber de investigar y tomar acciones sobre estas denuncias, afín de someter a la acción de la justicia a los responsables de este hecho, la relación de este exministro y el presidente de la republica es muy estrecha, de ser cierto los hechos que se le imputan al Dr. Roberto Furcal, este habría traicionado la confianza de su amigo y hoy presidente Luis Abinader.
La arrogancia y prepotencia de este funcionario cuando estaba en ese puesto era de público conocimiento, es por eso y otras cosas que los funcionarios designados por el presidente deben ser personas humildes y serviciales, hasta el día de hoy no conocemos a ninguna persona que haya salido en defensa del exministro Roberto Furcal, lo que nos demuestra que luego de llegar al puesto se desconectó de quienes lo ayudaron a llegar al gobierno, se que aunque él no lo diga en público, el presidente Luis Abinader no se debe sentir bien con las acciones de este funcionario, pues es su amigo de mucho tiempo y lo ayudó a llegar a la presidencia de la República, tomar una decisión de quitarlo en este momento, se que debió ser un duro golpe emocional, solo esperamos estos hechos se aclaren y la justicia prevalezca, es por esto que quisimos titular así el artículo de hoy.
Esperamos que otros se miren en ese espejo y no corran con la misma suerte.
