Por Francisco Luciano
Uno de los más grandes filósofos de todos los tiempos, sin duda, lo fue Sócrates cuyos aportes a la educación y a la ética, aún siguen siendo ejemplo para imitar y objeto de estudio por la humanidad.
Uno de sus razonamientos menos asimilado, es el que se narra en su denominada “Fabula de los tres filtros”, en ella se expresa su sabia manera de frenar los rumores y chismes, para así evitar daño a la honra de terceras personas o de instituciones.
La fábula en cuestión se resume en el siguiente dialogo:
Un discípulo llegó muy agitado a la casa de Sócrates y empezó a hablar de esta manera:
– “¡Maestro! Quiero contarte cómo un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…”
Sócrates lo interrumpió diciendo: -“¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los Tres Filtros lo que me vas a decir?
-“¿Los Tres Filtros…?”
-“Sí” – replicó Sócrates. El primer filtro es la VERDAD. –“¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?”
-“No… lo oí decir a unos vecinos…”
-“Pero al menos lo habrás hecho pasar por el segundo Filtro, que es la BONDAD: ¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno?”
“No, en realidad no… al contrario…”
-“¡Ah!” – interrumpió Sócrates.- “Entonces vamos a la último Filtro. ¿Es NECESARIO que me cuentes eso?”
– “Para ser sincero, no…. Necesario no es.”
– “Entonces -sonrió el sabio- Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario… sepultémoslo en el olvido.
El chisme, tiene tanto poder que disuelve matrimonios, amistades, daña instituciones y ha provocado a la humanidad grandes catástrofes. La mejor manera para detener el chisme, es olvidarlo, no comentándolo y dejando que muera con nuestro silencio.
El chismoso es mentiroso. El mentiroso es calumniador y el calumniador es un asesino de tres, porque mata la verdad, al calumniado y así mismo, ya que al final mata su propia reputación.
El autor es docente universitario y dirigen