Costo democracia

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Por Manuel Andújar

El veterano y culto periodista Álvaro Arvelo, una verdadera enciclopedia radial que prestigia al país, ha dicho reiteradamente que una de las democracias más caras es la dominicana. Creo que ha llegado el momento de hacer menos cara nuestra democracia.

Se recuerda que en una oportunidad el expresidente Leonel Fernández dijo que disponía de 40 mil millones para apoyar en las elecciones del 2012, al entonces candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina, quien efectivamente logro su primer período presidencial, logrando luego reelegirse para el cuatrienio siguiente, desde luego que esa reelección debe haberle costado muchos millones al estado dominicano.

Si hurgamos en los anales de nuestra historia no ha habido un partido que llegue al poder y lo abandone sin el concurso de fuerzas extranjeras, como la Internacional Socialista, Estados Unidos y otros gobiernos de países poderosos, pues todos los partidos gobernantes aprovechan nuestra debilidad institucional para perpetuarse en el poder.

Todos sabemos que en la República Dominicana los partidos que detentan el gobierno, una vez en campaña se confunden con el gobierno mismo, los fondos públicos, los empleados, las obras que construyen, los contratos que realizan con particulares, todos lo que hacen está al servicio de los candidatos del partido oficialista. ¿Cómo terminar esa situación? ¿Cómo hacer un Estado menos clientelar y menos corrupto? Creo que esa debe ser la gran preocupación de la generación actual en la República Dominicana.

Para ello debemos promover que en una próxima reforma constitucional se establezcan una serie de medidas dirigidas a fortalecer nuestra frágil institucionalidad, entre ellas que se reforme la ley de servicio público para que los empleados del gobierno sean en su mayoría designados mediante concursos públicos, de suerte que no puedan ser botín electoral, elecciones tras elecciones. Considero que esa práctica lleva a los votantes a votar no por convicción ni por los programas que los candidatos presentan, sino por conveniencia personal, para conseguir empleos o contratos.

Siempre insistiré en la necesidad de que se dote al país de una Cámara de Cuentas Municipal que fiscalice, exclusivamente los ayuntamientos del país que hoy al parecer están manga por hombro y que son fuente de corrupción enorme.

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