Por Felipe Castro.
Fue verdaderamente esperanzador, el hecho en que el 18 de abril del 2019, el Tribunal Superior Electoral presidido por el entonces magistrado Román Jaquez Liranzo, haber anulado mediante Sentencia TSE Num. 002-2018 la XXXIV Convención Nacional Extraordinaria del Partido Revolucionario Dominicano, en la que se aprobó la reforma estatutaria y la ratificación de sus autoridades por considerarla ilegal. Ya que nuestra sociedad ha sido sometida a un régimen de democracia puramente formal, en virtud de que las leyes que norman la nación giran pendularmente revirtiendo los cánones institucionales favoreciendo siempre a los de arriba en detrimento de los de abajo.
Para el entonces Secretario General del Partido de La Liberación Dominicana y presidente del Senado, Reynaldo Pared Pérez, esa decisión correcta por demás, fue un atrevimiento de Roman Jaquez y los dos magistrados del TSE que le acompañaron, por lo que Pared Perez conminó a su mayoría en la Cámara de Diputados, a hacer una investigación para someter a un juicio político a los tres magistrados que votaron a favor de dicha sentencia.
El nacimiento de esa providencia Constitucional producto de la hidalguía de Jaquez Liranzo, sorprendió a una sociedad acostumbrada a recibir dictámenes de los anteriores Jueces de esa Alta Corte violatorios a los derechos fundamentes.
Por aquella decisión Román Jaquez, fue también victima de abuso de poder, ya que, en la Avenida Winston Churchill, de manera vejatoria lo despojaron de su escolta militar, sometiendo posteriormente al magistrado a un feroz asedio en su intimidad familiar.
Sin embargo, la consecuencia de esos agravios del poder, fue la elección de dicho magistrado como presidente de la Junta Central Electoral a modo de recompensa por sus acciones constitucionales.
No obstante a la rigidez con que Jaquez Liranzo, enfrento los abusos de la maquinaria del gobierno de Danilo Medina, a pesar de eso, retornar sobres los pasos de su justa decisión y tomar el largo camino de la conculcación de derechos por la que ha transitado nuestra institucionalidad desde la fundación de la Republica, lo hace merecedor de perder el titulo de ser un ciudadano de excepción por insertarse en el Club acomodaticio del formalismo democrático violatorio de los derechos constitucionales.
Como dice un Adverbio Bíblico; lo importante no es como se comienza, sino como se termina en la vida. La resolución cómplice emitida por Roman Jaquez y la JCE, con el propósito de que los electores de la diáspora no voten por los precandidatos presidenciales del PRM, tratando de allanarle el camino de la reelección al Cesar Luis Abinader, Emperador del PRM, en menoscabo de los demás precandidatos de ese partido, equipara a Liranzo con los últimos funcionarios del Tribunal Superior Electoral y de la Junta Central Electoral que hoy están en el zafacón de la historia por ser ídolos de los mas conspicuos desafueros institucionales.
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